miércoles, 16 de septiembre de 2009

¿Sin culpa no hay maternidad?

No recuerdo cuándo fue la pirmera vez que me imaginé siendo mamá, ni cuándo fue que jugué por primera vez a serlo. Lo cierto, es que desde hace seis años soy madre… no sólo de un hijo, sino de tres. Junto con la felicidad que generan y con el inmenso amor que les tengo, también surgen pequeñas acciones que intento camuflar para no contravenir a la señora Buena Maternidad y a su fiel asociada: la culpa. No se muy bien qué es la culpa, ni tampoco tengo en claro cómo se la podría definir… -¿haría falta una definición de culpa?-… Pero, por ejemplo, si uno de mis hijos está llorando y oigo que alguien se acerca, me siento obligada a poner cara de preocupada, apresurarme para llegar a su lado y a agudizar el pensamiento para poder emitir juicios como: “seguro que tiene gases, por eso llora tanto” o "está en una etpa difícil porque...". De esta manera, prefiero quedar como incapacitada de poder resolver la situación a quedar como despreocupada, o peor aún, como desalmada que los dejo llorar sin hacer nada. Estas explicaciones no son más que justificativos para esas muchas cotidianeidades que la culpa hace que querramos ocultar.

domingo, 13 de septiembre de 2009

¿Compradoras de consejos?

La llegada al mundo de los hijos se enlaza con nuestro anhelo de formar personas felices, sanas y responsables. Muchas veces, he sentido que el éxito en esta tarea es consecuencia de una exhaustiva búsqueda de información que respalde mis decisiones. Como si no pudiera simplemente decir que le doy de comer tal o cual cosa, o lo envío a tal o cual colegio, sólo por el hecho que me gusta o me queda cómodo. Me siento en la obligación... diría que moral..., de tener que dar al menos una pequeña explicación que se pueda basar en algún argumento (y si es científico, mejor) de alguna fuente recomendable.
Ahora bien, si por un lado suele abrumarme la enorme cantidad de libros, revistas, DVD, CD, páginas web que me recomiendan o encuentro; por el otro, tengo que en claro que mi capacidad de procesamiento de toda esa información es mucho más limitada. Esto último, hace que no pueda decidirme por uno u otro consejo. Es decir... llego a estar sobrepasada de tantos tips sobre cómo criar a mis hijos. Pero, no dejo de buscarlos o pedirlos a la hora de tomar muchas de mis decisiones. Lo más notables, es que en estos consejos tratamos de encontrar y establecer la “normalidad”.
Las nuevas madres compramos ropas y juguetes, pero ¿también nos hemos vuelto compradoras de consejos?

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Mujeres que no son madres


El otro día, hablando con una amiga, ella me comentaba que había decidido no ser madre, que estaba feliz con el estilo de vida que le imponía su trabajo y con sentirse libre de decidir qué hacer con su tiempo y proyectos sin depender de una familia. Orgullosa de sus declaraciones, me sentí muy contenta por ella ya que se la veía feliz de haber decidio ese camino para su vida. Luego de compartir un café y varias horas de charlas sobre los más diversos temas, cuando estaba de camino para mi casa, me quedé pensando en sus palabras: “decidí no ser madre”.
¿Las mujeres podemos escaparnos a la normativa de la maternidad o ella está siempre ahí, presente, incluso para poder decir que no queremos eso para nuestras vidas?